Si tenemos en cuenta que la cantidad de horas de sol anuales de Estocolmo ronda las 1900, en contraposición a las 2900 de Madrid o 3200 de Granada, es comprensible que un día soleado se aproveche al máximo.
Desde que estoy aquí me ha fascinado que en días de pleno sol, la gente salga fuera del trabajo a tomar un café o incluso almorzar "orientados al sol". Parecen "lagartos". Pero es que además las calles se llenan de bullicio y se llenan las plazas, parques y terrazas. Las ciudades se transforman y se llenan de vida. La pena es que sean tan pocos días.